La primavera sigue a su ritmo.

Una primavera que no podemos disfrutar.

 

La naturaleza no tiene pausa

Estamos ya  a mediados de abril, y aunque para todos nosotros, está siendo la primavera más caótica y triste de nuestra vida, en cuanto la naturaleza, es una primavera como cualquier otra. Posiblemente, incluso mejor.

El marzo, aparte de traernos el maldito Covidi-19, también nos trajo el inicio de la primavera. Pero ya sabéis lo que dicen; “ Marzo engañador, un día malo y otro peor”,  y así fue, porque a finales de marzo tuvimos la presencia de la nieve y alguna helada. De todos modos ahora, tenemos unos días de pleno sol y de vez en cuando, un chubasco hace acto de presencia. Esta lluvia es bienvenida, de esta forma nuestros pastos están cubiertos de hierba y nuestro ganado lo disfruta. Los árboles, flores … también lo agradecen.

 

Gota de lluvia en los pastos

Durante la nevada, algunos árboles ya tenían flor o estaban apunto de abrir los capullos. Aquellos días, la nieve compartió belleza con los pomos floridos de los cerezos. Era una mezcla de blanco sobre blanco, muy bonita. Algunos árboles, sin embargo, no salieron tan bien parados. Los nogales, por ejemplo, que precisamente se encuentran junto a Cal Calot, perdieron los capullos debido al  frío. Posiblemente, no van a nacer frutos, o muy pocos. Así que el próximo otoño, no podremos recolectar nueces quilómetro zero.

 

Los robles

Pero en esta vida, siempre hay alguien más astuto. Es el caso de los robles. En ellos todavía no se asoma ninguna hoja.  Sus ramas siguen desnudas como en pleno invierno. El paisaje está cubierto de verde, y un montón de flores lo salpican todo de colores, pero los robles siguen mostrando sólo su esqueleto. Son listos.  Porque ellos no empiezan a sacar las hojas hasta que no están completamente seguros de que el bueno ha llegado para quedarse, y que el frío ya no volverá de nuevo. A los robles no les gustan las visitas sorpresas. De todas formas, no por verlos desnudos, significa que estén dormidos.

Durante el invierno se han encargado, no sólo de liberarse de las hojas, sino también de dejar sus bellotas esparcidos por todo. Algunas pequeñas, otros más grandes, algunas  han perdido el sombrero y otros  han acabado en el vientre de algún animal. Un buen ejemplo de lo que es selección natural, supongo. Porque algunos de ellos, acompañados de la meteorología apropiada, se les ha cambiado el color. Se les ve rojizos, se han roto y han sacado una pequeña raíz, al igual que lo hacen las patatas. Una raíz, que valiente y decidida, hurga  tierra adentro asegurando que la bellota queda bien anclada en el suelo. Bajo tierra esta raíz va creciendo para succionar con deleite todos los nutrientes de la tierra, y fuera, en el exterior, nace un pequeño brote. Que poco a poco se va haciendo cada vez más alto, y se va poblando de hojas y más hojas, cada vez más abiertas para recibir el sol de la primavera.

Parece mentira que de una bellota pueda salir un roble e ir sumando años, aguantando el intenso sol del verano, nevadas, ventiscas y tormentas y con un poco de suerte, acumular cientos de años.

Bellota con la raíz anclada en la tierra

El ciclo de la vida  incluso en esta primavera sigue su ritmo. Cada época del año es magnífica. Parece que el invierno debe ser la que más nos disgusta a todos, pero al final, la naturaleza continúa siguiendo su curso. Quizás trabaja más en mortecino, sin hacer tanto ruido, sin embellecerlo todo con tantos colores, pero su trabajo sigue siendo primordial. La rueda de la vida sigue girando en invierno, para entonces podernos regalar una primavera espléndida.

 

Os esperamos

La verdad, es que estos días el paisaje del valle luce precioso. El verde, el azul, los amarillos, los lilas … están en todas partes. Pájaros, mariposas y abejas van atareados con un aleteo constante. Y el embalse lleno hasta arriba de agua .

 

En pocos días, los robles estarán así de verdes.

Nos llena de pena,  que Cal Calot deba permanecer cerrado y no poder compartir con vosotros este espectáculo tan formidable. Este «pedacito de cielo», es aún más bonito cuando se llena de risas. Pero resulta que estamos librando una batalla. Una batalla muy grande y la mejor arma para combatirla es quedándonos en casa.

Saldremos vencedores pronto, muy pronto, y Cal Calot, seguirá aquí para todos vosotros.

 

 

 Salud amigos y amigas! Deseamos que todos estéis bien y que la ilusión siga en vosotros.